jueves, 11 de febrero de 2010

Séptima final de Copa del Rey

Esa es la única realidad que hay.

Nuestro equipo disputará la séptima final de la Copa del Rey, en busca de su quinto título.

Atrás queda el camino más duro posible que podíamos tener. Atrás quedan rivales como el Getafe, el Deportivo...el Barcelona. Atrás quedan todos menos uno.

Ese uno, que se decidirá en el partido de esta noche entre Rácing y Atléico, morderá el polvo si nuestro equipo muestra su verdadaera cara.

La de ayer no lo fue, claro que no. El equipo jugó fatal, timorato y retraído. Estuvo a merced del Getafe durante todo el encuentro e hizo de jugadores como Pedro León y Parejo auténticas estrellas.

Pero eso al fin y al cabo da igual. Los finalistas somos nosotros. Y si hemos podido pasar esta elimiatoria y la del Barcelona sin ser mejores que el contrario, es que hemos adquirido eso que en estos círculos deportivos se llama "la suerte de los campeones".

Ahora me acuerdo de aquel partido de la UEFA del año 2007 donde, siendo mucho peores que el Shaktar, Palop nos daba vida con un cabezado espectacular. El resultado de todo aquello no podía ser otro que acabar campeones del torneo. Una proeza así lo merecía.

Pues eso es lo que pienso que pasará en este caso. El haber dejado atrás a rivales de tanta entidad y el haberlo hecho con estas dosis de sufrimiento y fortuna, no puede tener otro final que el de ser campeones.

Cuando el mes de Mayo vaya tocando su fin lo descubriremos.


6 comentarios:

Conchita dijo...

Pues sí, se sufrió mucho, pero valió la pena. Otra final y otro título al alcance...
Espero que demos nuestra mejor cara y que salgamos a por todas, como debe ser. Al Atlético no hay que tenerle miedo, porque a día de hoy son claramente peores que el Sevilla. Espero también que el árbitro designado sea imparcial y no se deje llevar por las típicas presiones de la prensa de Madrid.
Si hay justicia, ganará el Sevilla.
Ojalá sea así y que todos nosotros podamos disfrutar de otro momento de gloria del Sevilla.

Miguel - mggv dijo...

El Sevilla en este tipo de partidos de todo o nada, no suele fallar.
Esperemos que vuelva a ser así y sigamos aumentando nuestra nómina de títulos.
Respecto al árbitro, sólo espero que sea imparcial.
A ver si nos ponen un Undian o un Mateo Lahoz.
Nada de Iturraldes, por favor.

Juliájn Muñoz de Priego dijo...

Tengo 43 años. Ya en los años 70 y 80 iba con mi padre al fútbol. Desde entonces y hasta fechas muy recientes, el objetivo del Sevilla era mantenerse en primera (o ascender) o llegar a la UEFA como máximo hito, aún siendo conscientes de que seríamos eliminados a las primeras de cambio.

De ahí pasamos a obtener cinco títulos en dos años y a clasificarnos para la Champions el año pasado. Esto fue un cambio tan radical e imprevisto para la afición que se volcó con el equipo. Y no era para menos.

Ahora estamos en puestos de Champions en la liga, vivos en la Champions en curso y en semifinales de la Copa del Rey. ¿nos hubiéramos creído hace cinco años, sin ir más lejos, que estaríamos en una situación como ésta? ¿cómo hubiéramos celebrado llegar a una final?. Pues ya os lo digo yo, como celebramos llegar a la primera final de la UEFA o el ascenso a primera cuando jugamos la promoción con el Villarreal.

Ahora sin embargo nos hemos acomodado. Sevillistas acostumbrados de toda la vida a estar en mitad de la tabla o a aplaudir a un entrenador porque nos llevaba a jugar la UEFA, silban ahora al equipo porque no hemos jugado bien en Getafe aunque hayamos llegado a la final. El espíritu general es de derrota frente al At. de Madrid aún antes de jugar el partido.

Hoy día el fútbol es muy complejo. Todos los equipos tienen psicólogo deportivo y es evidente que a imitación de las hinchadas inglesas e italianas el público hoy día tiene la opción de hacer de un estadio una caldera (como hizo el público de Bilbao el año pasado para dejarnos fuera de la final). No sé qué proporción exacta pueden tener el entrenador, los jugadores, el árbitro o el público en una victoria, pero es indudable que el público tiene su porcentaje de responsabilidad en el resultado.

Los jugadores pueden llevarse un promedio de tres o cuatro años en un equipo, un entrenador puede que menos, un presidente puede llegar a tener una media de diez años y un aficionado de setenta siguiendo a un club. Pero todo eso pasa, jugadores, entrenador, presidente e incluso afición. ¿Cuántos aficionados quedan que recuerden al Sevilla como campeón de liga?. Todas las personas son pasajeras, y solamente el club y los títulos obtenidos permanecen.

Casi ningún sevillista se acordará actualmente de quién era entrenador, presidente o cuál era la plantilla cuando se ganó la única copa de la liga que tenemos, pero sin embargo tenemos un título de liga y eso sí lo sabemos todos los sevillistas y estamos orgullosos de ello.

Si mis razonamientos no han sido erróneos, lo importante es conseguir títulos que podamos dejarle como legado a los futuros sevillistas. No importa quién sea el entrenador, los jugadores o el presidente, lo importante es el título. Lamentablemente no todos podemos bajar al campo y sudar la camiseta con toda la furia y la fuerza con la que vivimos una final con el amor que tenemos por nuestros colores, pero sí podemos apoyar al equipo como nunca. Sí podemos hacer del estadio donde se juegue la final una caldera. Sí podemos responder, en un momento histórico, como es una final de Copa del Rey, como una afición volcada en la victoria, haciéndonos responsable de ese porcentaje, mayor o menor, que el público pueda tener en el resultado y olvidándonos de rencillas cainitas que son pasajeras y de actitudes victimistas, ¡cuánto más fácil es para muchos de nosotros quejarnos en vez de animar!, pero ¿quién se acuerda hoy día de las polémicas que debió haber sobre el entrenador o algunos de los jugadores que ganaron para el Sevilla una Copa de la Liga?.

Julián Muñoz de Priego Alvear.

Miguel - mggv dijo...

Tienes razón en todo lo que dices.

Es cierto que la gente se acostumbra muy pronto a lo bueno y luego es fácil criticar a poco que no se juega bien.

Yo mismo, que he vivido al Sevilla de la época de Ramón, Mino, Cholo..., me cabreo a veces con el juego de mi equipo. Ya no nos acordamos de cuando lo normal era quedar en mitad de tabla, de esos años en segunda, de los Otero, Rabadja...

Pero una cosa tengo clara: en el campo siempre animaré hasta que se rompa la garganta.
A todos nos gutaría que el equipo jugara siempre bien, pero no podemos negar que los resultados que estamos obteniendo son casi inmejorables.

Un saludo.

Conchita dijo...

Es cierto que si comparamos al Sevilla de hoy con el hace siglos, nos parecerá todo maravilloso y estupendo... En este caso no vale aquello de "cualquier tiempo pasado fue mejor..."
Los sevillistas siempre apoyaremos al equipo, porque lo que queremos es verlo triunfar en todo lo que se pueda. Hace ya afortunadamente mucho tiempo que el Sevilla ya no juega por la permanencia o por meterse en la uefa, como en la época de Caparrós, gracias a Dios.
Hace ya unos años que nuestros objetivos son otros, como ganar títulos, clasificarnos para Champions, demostrar que tenemos plantilla para desplegar un buen juego.
Sin ir más lejos, esta plantilla es igual o mejor que la de Juande Ramos, por lo que ¿no deberíamos ser exigentes y querer de corazón continuar en la misma línea? No olvidamos de donde venimos, pero este Sevilla de hoy no es el equipo ramplón de años pasados, ni tiene la plantilla de entonces.
En definitiva, querer al Sevilla también implica exigirle lo que sabemos que puede ofrecer, sin ser conformistas amparándonos en años pasados.

Anónimo dijo...

Pues cuento un poco más sobre mis impresiones relativas a la afición, frente a la copa y en este caso, frente a la liga.

Según las estadísticas que he consultado, la temporada pasada, en la que el Sevilla F.C. quedó en un histórico tercer puesto con 70 puntos, consiguió exactamente los mismos puntos en casa que fuera de casa. Es más, perdió 6 partidos en casa y fuera solamente no puntuó en 4. La temporada anterior, que nos clasificamos en cuarto lugar, los resultados fueron más lógicos, puesto que puntuó mucho más en casa que fuera ganando casi el doble de partidos en casa que fuera y perdiendo casi el doble de partidos fuera que en casa.

Esta temporada vamos camino de repetir el extraño comportamiento de la pasada, en casa hemos ganado 7 y fuera 6 y entre empatados y perdidos tenemos 5 en casa y 5 fuera.

No soy un experto en fútbol, pero parece lógico que en campo propio, un equipo que va el tercero o cuarto de la liga sea prácticamente inexpugnable y los resultados sean mucho mejores que cuando juega de visitante.

Puede que la estrategia del entrenador sea más agresiva fuera de casa, pero no me ha dado la sensación en los partidos que he visto. O puede que el Sevilla sea un equipo que monte extraordinariamente bien sus contraataques y sepa defenderse fuera de casa frente al equipo local que debe salir al ataque en general. Tampoco diría yo que el Sevilla destaca especialmente por eso, porque en cuanto se mete atrás nos hace sufrir siempre.

En la Copa las eliminatorias más complicadas con el Barcelona y el Deportivo las ganó fuera de casa.

¿Cuál es entonces la causa del anómalo comportamiento del equipo cuando juega en casa?¿no parece que hace un fútbol más relajado y más tranquilo cuando juega fuera que dentro?. Lanzo una hipótesis: Aunque no soy psicólogo deportivo parece que el equipo juega en casa con miedo a la respuesta del público (salvo cuando juega con los grandes como Madrid o Valencia). Parece que eso ocurre así desde que entrena Jiménez y no antes, como hemos visto en el primer párrafo.

Puede que al entrenador, al equipo o a ambos le pese la responsabilidad cuando juega en la Bombonera, por miedo a las críticas y a algún que otro silbido.

Como no soy técnico, ni pretendo defender o atacar a Jiménez, solamente puedo esbozar un pensamiento que me da vueltas a la cabeza y que hoy he querido contrastar con las estadísticas.

Me quedo con la impresión que personalmente me dan las gradas cuando veo al Sevilla en casa, y es que hay parte del público que está esperando un mal partido a priori, incluso un mal resultado, solamente para poder criticar después (o durante) a gusto. Si esta impresión es cierta, abunda en mi impresión de que el público tiene un porcentaje importante en la victoria o la derrota del equipo y siendo así no puedo más que reafirmarme en mi llamamiento a animar pase lo que pase, sin dejarnos influenciar por algunos periodistas “creadores de opinión” que demuestran ser antisevillistas, buscando siempre dónde duele… luego con los amigos en el bar ya comentaremos lo que nos gustó o no.

Julián Muñoz de Priego Alvear.