jueves, 22 de enero de 2009

Facultad de Derecho y Ciencias del Trabajo

Rara vez me suelo salir del tema principal de este blog, que como todos sabeis es el Sevilla FC.

A veces, algún acontecimiento, alguna circunstancia, te obliga a abrir un paréntesis para hacer un hueco y poder dedicarle unas líneas y así compartir con la gente las sensaciones que en ti ha dejado.

Y digo todo esto porque, en nuestra ciudad de Sevilla se acaba de inaugurar la nueva Facultad de Derecho y Ciencias del Trabajo de la Universidad de Sevilla.

En los antiguos terrenos de la Pirotécnia-Cross, muy cerquita del coliseo nervionense, se ha levantado este nuevo edificio universitario que viene, de alguna forma, a sustituir en funciones a la antigua fábrica de tabacos.

El resultado final ha sido esplendoroso y brillante a todos los niveles. Las instalaciones, los servicios y las superficies y espacios destinados a los alumnos y el personal del centro han experimentado una mejoría casi indescriptible.

Las aulas, biblioteca, cafeterías, salas de lectura, salones de grado, espacios administrativos, despachos de profesores, etc. sitúan al complejo en un nivel muy difícil de superar.

El edificio no renuncia, sin embargo, a la funcionalidad, pues la relación entre los diferentes espacios, las circulaciones y la ubicación de las diferentes áreas del conjunto son del todo acertadas.

Todo esto no habría sido posible sin la impagable intervención de su autor, el Arquitecto de la Univerdidad D. Miguel González Vílchez. Y es que muy pocas veces una misión ha resultado tan bien resuelta, mejor tratada y primorosamente terminada.

Muchos arquitectos, algunos de ellos autoproclamados divos, deberían aprender algo sobre la verdadera arquitectura, aquella que es diseñada para durar en el tiempo, para ser disfrutada desde el interior y ser admirada desde el exterior, para funcionar y resolver problemas, para, sencillamente, responder al fin para el que está llamada.

Algunos lo han olvidado.

No es tarde todavía para ellos pues, afortunadamente, tenemos ejemplos como el que nos ocupa en los que pueden verse reflejados para volver al camino del que nunca debieron desviarse.

Volviendo al edificio, todo lo anteriormente dicho adquiere más mérito si reparamos en que se han tenido que mantener muchas de las características iniciales del edificio debido al grado de protección al que estaba sometido.

De nuevo en este aspecto el autor del Proyecto hace gala de un dominio exultante del lenguaje arquitectónico, del respeto de lo antiguo y de la conciliación con lo nuevo, así como de la armonía que el conjunto en sí debe desprender.

Desde aquí, como arquitecto que también soy, no me queda más que dar mi más sincera enhorabuena ante este ejemplo magistral de lo que es el trabajo bien hecho, de lo que es el resultado de lo bello...de lo que es Arquitectura.

Gracias por este regalo.

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